Armando Benedetti, el saliente embajador de Venezuela que empezó su carrera electoral hace 30 años como concejal de Bogotá, es un hombre que se supo robar la atención durante el uribismo, el santismo, y ahora el petrismo. Un hábil político que sabe bien hacia dónde miran los reflectores y cómo acercarse al lugar donde está la luz. Incluso los petristas fieles, que no confiaron en él desde un principio, reconocen que es un hombre que sabe regresar al centro del poder. La pregunta no es si volverá. La pregunt