Aunque el territorio galo está formalmente dividido en departamentos, hay topónimos anteriores a la Revolución francesa que no desaparecen. Quizás porque la piedra es terca y cientos de castillos blancos siguen proyectando su reflejo en las aguas del Loira y sus afluentes. Los habitantes de estas tierras fértiles de la provincia histórica de Turena se saben depositarios de un inmenso legado patrimonial.