Francia ha celebrado este domingo su día de la fiesta nacional en circunstancias atípicas y con una sensación agridulce. Su tradicional desfile militar ha sido inédito por la llegada de la llama olímpica a París y porque también se conmemoraba el 80 aniversario de la liberación de París, tras la II Guerra mundial, pero el clima está enrarecido por la inestabilidad política, sin una idea de quién va a gobernar Francia y a apenas dos semanas del inicio de los Juegos Olímpicos en la capital francesa.