Hace poco nos preguntábamos en redacción: «¿Qué se puede comer justo antes de ir a la cama?» La cuestión, después de tratar el asunto con una experta, estaba planteada para satisfacer una necesidad que no debería existir porque lo saludable es estar completamente saciada al llegar la noche. Sin embargo, vivimos sumergidos en una cultura de la satisfacción