General Rodríguez debe gran parte de su desarrollo y prosperidad a una conocida industria láctea local fundada, en el año 1929, por Teresa Aiello y Antonino Mastellone. Un emprendimiento que impulsó y alimentó la economía local. En ese contexto expansivo Adolfo Botta abrió las puertas de su carnicería en 1950. El establecimiento, después de setenta y cuatro años, sigue en las manos de la familia. Los rodriguenses lo consideran uno de los comercios más simbólicos y respetados de la comunidad.
Ver el original de la noticia:
‘ En una casa colonial, un restaurante de carnes donde comer una imponente porción de cordero al asador