Agotada por la vida en Nueva York, una fotógrafa viajó al norte de Chile para estudiar la sabiduría ancestral de los lickanantay, el pueblo indígena de la zona. Esto es lo que vio:
«Estaba sentada con otros nueve artistas en medio del desierto chileno, con los picos volcánicos andinos delante de mí y la cordillera de la Sal detrás. Entorné los ojos hacia el sol de primera hora de la mañana, que se proyectaba sobre las cumbres, sintiéndome pequeña cuando empezó a iluminar el desierto en todas direcciones…»