Nueve de cada diez venezolanos solo puede acudir a la red ambulatorios u hospitales públicos del colapsado sistema de salud del país, que ha perdido el 70% de su capacidad de respuesta desde 2016. El 58% de los ciudadanos tampoco tienen recursos para “gastos de bolsillo”, es decir, los pagos adjuntos a servicios clínicos, que en teoría deberían estar cubiertos por el Estado.