Tras la caída de Bashar al-Assad, la celebración del Nowruz, el año nuevo kurdo y símbolo de la resistencia, resonó con fuerza en las zonas kurdas de Siria, marcando el inicio de un nuevo ciclo esperanzador en medio de un contexto de tensiones y desafíos. Festividades vibrantes tuvieron lugar en ciudades como Qamishli y Kobani, donde miles de kurdas se reunieron en plazas y calles, vestidas con trajes tradicionales de colores brillantes.