Cuando el AC-130J de la Fuerza Aérea de EE.UU. sobrevuela los imponentes bloques de departamentos de Corea del Sur, sus potentes cámaras casi pueden ver el interior de las ventanas de los pisos más altos. Apuntando más lejos, los oficiales de armamento del cuatrimotor, apodado Ghostrider, pueden distinguir objetos a 50.000 pies, a casi 10 millas (16 km) de distancia, todos ellos objetivos potenciales para el cañón más grande jamás montado en un avión de ala fija.