Los vecinos conocen el sitio como Castillo de Scott, la casa de los fantasmas o el manicomio, y la verdad es que cuando uno pasa por ahí, todo eso puede parecer cierto. Ahora que luce abandonada, la edificación mete un poco de miedo. Será por las historias que se cuentan, pero más que nada porque quedó a medio reciclar, no hay terminaciones a la vista, permanece sin ventanas y tiene las veredas destruidas, entre una larga lista de etcéteras. En los planos es un imponente chalet de 820 metros cuadrados…