Cuando el presidente chino Xi Jinping visitó por última vez la Unión Europea en 2019, el mundo era un lugar más simple: nadie sabía lo que era el COVID-19, ni tampoco se veía venir la invasión rusa a gran escala de Ucrania, y Bruselas y Pekín barajaban un acuerdo comercial y de inversión. Ahora las relaciones son mucho más frías, el acuerdo está congelado tras un intercambio de sanciones, y la UE ha elaborado una lista de nuevas leyes para disminuir la dependencia de China.