Este mes se cumplen cinco años desde que una milicia kurda y árabe respaldada por Estados Unidos expulsó a los combatientes del Estado Islámico de un pueblo del este de Siria, el último reducto territorial del grupo. Desde entonces, la organización que en su día se autoproclamó califato en Irak y Siria se ha convertido en un grupo terrorista más tradicional: una red clandestina de células que, desde África Occidental hasta el Sudeste Asiático, se dedican a cometer atentados de guerrilla, ataques con bomba y asesinatos selectivos.
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‘ La filial del EI vinculada al atentado de Moscú tiene ambiciones globales – The New York Times