Ante la creciente amenaza de China, Taiwán no solo se prepara para una invasión de sus tropas, sino también para un ataque cibernético que podría dejar millones de personas sin internet, inutilizar bancos y paralizar la industria de semiconductores más avanzada del mundo. China considera esta isla de gobierno autónomo como parte de su territorio, lo que lleva a las autoridades de Taipéi a imaginar los escenarios más funestos para si un día Pekín decide atacar.