Nunca tantos focos habían estado puestos sobre la cumbre anual del grupo BRICS. Fuera de los cinco países que lo forman, esta reunión solía pasar mediáticamente bastante desapercibida en el resto del mundo. Bajo el prisma de la hegemonía estadounidense, en las potencias occidentales pocos prestaban atención a la piña que hacían las mayores naciones emergentes de cara, sobre todo, a mejorar sus relaciones comerciales. Pero