El helicóptero sobrevuela las aguas del Pacífico Oriental. Escudriña con lupa la superficie azul del océano, tras la pista de una mancha negra en movimiento que desvele la posición de un banco de atunes. El operativo sigue la misma hoja de ruta de los últimos dos meses: la aeronave encuentra el pescado, alerta a la tripulación del María Delia y el barco pone rumbo al lugar. El 12 de julio, sin embargo, ocurre algo inusual. Desde el aire, los pilotos avistan un pequeño catamarán blanco, con mástil, pero sin