Ramona Matos, quien había sido doctora en Cuba y recientemente había obtenido su ciudadanía estadounidense, no dudó a la hora de decidir por quién votar el año pasado. Eligió a Donald Trump, el candidato que prometió ser duro con el gobierno comunista de Cuba. Matos esperaba que Trump ayudara a liberar al pueblo cubano y, en particular, pusiera fin a una herramienta que el gobierno de La Habana ha utilizado para suavizar su imagen en todo el mundo, y que a Matos le resultaba especialmente repugnante por motivos personales.