Es una fría tarde de pleno invierno en Segovia, en el centro de España, y los turistas están reunidos al pie del acueducto romano de la ciudad, contemplando sus famosos arcos y tomándose selfies. Muchos de los visitantes son españoles, pero también hay personas de otros países europeos, asiáticos y latinoamericanos, todos atraídos por el encanto histórico de Segovia, su gastronomía y su espectacular ubicación más allá de las montañas al norte de Madrid. «Hubo un momento durante el covid en el que pensé…