Después de Lucía (2010) y Rey (2017), como de una serie de cortometrajes, Niles Atallah hace una película experimental, en una realidad distópica. En ella incluye animación, marionetas y efectos, algunos inspirados en los orígenes del cine. Destaca una cuidada estética (Matías Illanes, dirección de fotografía; Natalia Geisse, dirección de arte) y su música (Sebastián Jatz).