El más breve, Lluvia, de Claudia Farah, tiene algo más de una página. Los más largos, no llegan a la quincena. Pero lo importante no está ahí, sino en la diversidad de miradas, ángulos, intensidades. Y en tratar de dilucidar si hay elementos femeninos en estos relatos escritos por mujeres. El género negro, policial, con sangre, sádicos, sicópatas y un largo etcétera, tiene una fuerte carga masculina. No en vano, la mayoría de los criminales son hombres (y las personas asesinadas).