“Un día decidí que no quería jugar más al fútbol y me cambié de universidad para cursar Ingeniería. Tenían un equipo de atletismo y fui a probar porque era rápida en el campo, quería algo nuevo y hacer amigos. Jamás había corrido más de tres millas y me hicieron correr ocho. Pensé: ‘Dios mío, esto es demasiado’. Era lo peor que había experimentado en mi vida