Tres pequeños fragmentos de hueso de un perezoso gigante, una de las fascinantes especies de animales que reinaban en el Pleistoceno, podrían estar a punto de obligar a revisar muchas de las certezas sobre la presencia del ser humano en América. Hasta poco tiempo atrás había cierto consenso en afirmar que el Homo sapiens llegó al continente americano desde Eurasia atravesando lo que hoy es el Estrecho de Bering, entre Rusia y Alaska, hace unos 15.000 años.