Cae la noche en el desierto chileno de Atacama, y cuatro potentes telescopios comienzan a escrutar los cielos más oscuros y estrellados del mundo desde Paranal, un observatorio amenazado por la potencial contaminación lumínica de un megaproyecto energético. Ubicado en el norte del país, desde Paranal, como en «ningún otro lugar del mundo, se ve con tanta claridad la Vía Láctea (…) son los cielos más prístinos, lo más oscuros, los de mejor calidad», dice a la AFP Itziar de Gregorio, astrónoma española de 48 años…