Descrito por primera vez en un estudio, las ballenas barbadas cantan gracias a un sistema único en su laringe que funciona de forma similar al de los mamíferos terrestres como el humano.
El análisis de las vocalizaciones de las barbadas mediante modelos computacionales ha evidenciado un dato vital para su conservación: sus cantos se escuchan a una profundidad máxima de 100 metros y en una frecuencia máxima de 300 hercios, y su fisiología no da de sí para hacerse escuchar más allá de esos límites. Esto implica que al quedar los cantos dentro del rango de ruido que emiten los buques, la comunicación entre las barbadas se ve «seriamente afectada» por la contaminación acústica…