En cosa de gustos no hay reglas, pero para mí un dieciocho sin su buen asado no es dieciocho, y las berenjenas a la parrilla no valen. Aún más, el asado es casi una experiencia religiosa: es un rito más antiguo que la humanidad. Nuestros ancestros pre-humanos domaron el fuego hace un millón de años y asaron carne.