Vivimos tan obsesionados con la productividad que incluso hemos convertido las oficinas en centros en los que no sólo hay que trabajar, sino que parte del trabajo consiste en hacer ver que se trabaja. Lo paradójico es que como asegura David Robson, autor de ‘Supera tus expectativas’, los jefes que monitorean constantemente a sus trabajadores evitan que puedan exprimir los beneficios para el bienestar, la creatividad y la memoria que tienen esos espacios vacíos en los que en realidad, no se hace gran cosa. “