Carlos Díaz, de 52 años, es el vicepresidente del negocio de litio en la minera no metálica, lleva casi 30 años en ella y es apreciado transversalmente, desde directores hasta sindicatos. Hombre de terreno más que de oficina -“soy de un perfil operacional de producción y ventas”, reconoce-, provoca admiración por ser un claro ejemplo de meritocracia.