Al más influyente ministro de Hacienda de las últimas décadas, fallecido hace una semana, no le atraía el juicio de la historia. “Francamente, no me puede importar menos”, decía Sergio De Castro en una conversación de 2016 en la que sostenía que si hubiese tenido tanto poder, hubiese privatizado todas las empresas, Codelco incluida. “Fue malo tener una dictadura militar, pero mucho mejor que la alternativa”, afirmaba sobre Pinochet y Allende.