El presidente Donald Trump hizo muchas promesas durante la campaña electoral del año pasado. Los inversores y los líderes empresariales aplaudieron con entusiasmo algunas de ellas, como la bajada de impuestos y la relajación de las regulaciones, y se mostraron cautelosos ante otras, como los aranceles y la reducción de la inmigración. Pero cuando Trump ganó las elecciones, apenas hubo señales de esa ambivalencia: los precios de las acciones se dispararon, al igual que las medidas de optimismo empresarial.