Mientras retiraba cajas, María Sánchez, de 34, declaró entre lágrimas: “No tengo a dónde ir. Mi papá se va a la casa de uno de mis hermanos y mis tres hijos, que nacieron acá, están con sus abuelos. No queríamos que pasen por esto. Hace más de 15 años que vivo acá. Nunca me negué al desalojo, solo pedí un tiempo más junto a otros vecinos para poder sacar bien las cosas, pero nos lo negaron. Pagábamos todos los servicios, es mentira que estábamos colgados de todo”. La mole, o el gigante de hormigón, de Belgrano R quedó desocupado.
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‘ La compleja trama de 60 años detrás del valioso edificio que fue desalojado ayer – LA NACION