Argentina abrazó al campo y se olvidó del mar, una decisión económica que a nivel cultural se expresó, entre otras cuestiones, en una dieta a base de carne y trigo. Es necesario viajar a esas raíces del pasado para entender por qué, en su gran mayoría, el mapa gastronómico porteño se repartió entre parrillas y pizzerías, marginando al pescado en restaurantes de impronta española, donde se consumía casi siempre frito o acompañado por arroces.