Sin poder evitar la última plaza entre los 60 jugadores que pasaron el corte, Tiger Woods se despidió del Masters de Augusta, el torneo sin el que no se entiende su carrera. Fue una despedida entre la miel de otro torneo más jugando los cuatro días -24 ya consecutivos, récord absoluto- y la hiel de dos vueltas crudas de 82 y 77 golpes, la peor y la cuarta más alta de su vida en el Augusta National. Tiger había iniciado feliz la mañana. Hacía calor, lo que necesita, sobre todo, su maltrecha espalda…