Me niego a ir a otra despedida de soltera que cuesta más que un viaje al Caribe
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Desde hace unos meses vivo con miedo. Miedo a la muerte, a la soledad, a no conseguir realizarme en mi carrera profesional; miedo a los cambios, al futuro, a ser madre y a no serlo. Miedo a todo lo que se suele tener miedo. Pero hay un miedo que se ha alzado con fuerza sobre los demás, y es intenso y no se va, y me ha producido insomnio, picores y un extraño hormigueo en las manos. Hablo del miedo (o pánico) que le tengo al último grupo de Whatsapp de una despedida de soltera al que he sido añadida.