El 11 de marzo de 2022, Gabriel Boric Font asumió el poder con sólo 36 años y todo el futuro por delante. Era el líder de una nueva izquierda latinoamericana, el presidente destinado a cerrar las heridas de la revuelta chilena de 2019 y a enterrar la Constitución nacida en tiempos del dictador Augusto Pinochet. En aquellos días, en un continente siempre convulso, Boric encarnaba la esperanza austral del progresismo. Dos años después, sin haber perdido su aura internacional, la realidad le ha pasado factura.