El jueves fui con mi hija de 8 años al Estadio Nacional a ver la final femenina de atletismo. Tomamos la línea 6 de Metro, que nos dejó deslumbradas por su limpieza, modernidad y seguridad. Caminamos entre miles de personas que se dirigían al estadio y, a pesar de la multitud, la entrada fue expedita, sin empujones ni alguien tratando de saltarse la fila. Al interior del recinto, todo estaba muy bien señalizado y múltiples voluntarios atendían amablemente las dudas de los visitantes. La entrada…