El mandato fue firmado en la víspera por el presidente Lula da Silva como parte de un plan nacional de seguridad. Según el mandatario, “los que tienen que estar armados son la Policía y lals Fuerzas Armadas”. La medida reduce drásticamente la tenencia de armas y municiones para coleccionistas, cazadores y tiradores profesionales. Según el Anuario Brasileño de seguridad Pública, durante la administración Bolsonaro el número de armas en manos de particulares se elevó un 241%.