Una caja de madera con 1.000 caracoles adultos y 2.000 especímenes jóvenes emprendió, en mayo pasado, un viaje de unos 4.800 kilómetros desde un zoo del norte de Inglaterra hasta las Bermudas. Los caracoles iban cuidadosamente embalados dentro de la caja, junto con pañuelos húmedos que ayudaron a mantener la temperatura y habichuelas verdes como comida a bordo durante el vuelo de siete horas.