El agua potable que circula por los grifos de Montevideo podría tener los días contados. Dejaría de ser apta para beber durante un periodo determinado, según lo adelantó la semana pasada el Gobierno, sin precisar cuándo ni por cuánto tiempo. Las autoridades albergan la esperanza de no llegar a ese extremo y esperan que llueva lo necesario para amortiguar los efectos de la crisis hídrica que arrastra el país desde hace tres años. Sin embargo, hasta ahora el clima no ha sido clemente con los uruguayos.