Los testigos aseguran que el 7 de julio de 1976, casi cuatro meses después de que iniciara la última dictadura militar en Argentina, el ejército entró en la fábrica con una lista. La lista, dicen los testigos, tenía los nombres de algunos trabajadores y un membrete en el que se leía Molinos Río de la Plata. Ese día, los militares se llevaron a un grupo de obreros que trabajaban en esa empresa, una de las principales compañías de alimentos del país.