El caos en el ingreso al Hard Rock Stadium en la final entre Argentina y Colombia fue el epílogo de una Copa América signada por problemas organizativos, malestar en los protagonistas por campos de juego en malas condiciones y con medidas inadecuadas, fallas en la seguridad y hasta la controversial presencia de pastores evangélicos en la inauguración, algo que va contra el estatuto tanto de FIFA como de Conmebol.