Durante 40 años, Yerdecides Harbin disfrutó y trabajó la tierra. De la reforma agraria recibió 11 hectáreas en el sector de Chicureo, en la comuna de Colina -a 27 kilómetros de Santiago-, las que convirtió en el sustento para su familia. Sin embargo, hace un mes, su extenso predio se redujo a 5.000 metros cuadrados. Pero valió la pena. Ante algunas dificultades para el cultivo y la inevitable sequía, sin pensarlo dos veces lo vendió en la suma de... ¡600 millones de pesos! Eso selló un período de tentaciones y problemas. No se arrepiente, sólo dice que le costará acostumbrarse con tanta casa cerca.
"Tuve que vender obligado, porque nos prohibieron comercializar hortalizas. Todo estaba preparado. Los problemas empezaron cuando, hace tres años, Sanidad prohibió la siembra por el cólera. Al canal de regadío le habíamos hecho un proceso de cloración, que limpiaba el agua para que regáramos sin problemas. Pero sin avisarnos, levantaron la cloración y salió sucia el agua", recuerda Harbin.
Comenzaron los ofrecimientos de dinero y las llamadas por teléfono. Quizá su historia se repitió en cientos de campesinos propietarios de terrenos aledaños a Colina. Como pocos, Harbin se asesoró por un tasador y un abogado y puso precio a sus tierras. Hoy, vive de los intereses del banco y de su pequeño almacén que, ante los nuevos clientes, convertirá en un amplio supermercado.
Sin embargo, muchos campesinos -señaló Harbin- se asustaron ante esa presión y vendieron, a bajos precios, extensos terrenos que eran la mina de oro para las inmobiliarias. "Se entusiasmaron con un par de millones. Hoy ellos no tienen nada, se gastaron todo", dijo.
Otra cara
La otra cara es la situación que vivieron miles de pequeños agricultores que trabajaban o arrendaban parcelas. Después de la tormenta, se quedaron sin pan ni pedazo.
El marido de Eva Alvarez, hace dos años que está cesante debido a la venta del predio en el que trabajaba. "El, como la mayoría, no sabe hacer otra cosa. El único trabajo que encontró fue en la construcción, pero no tiene idea. Incluso gana menos, porque como no sabe, lo toman como jornalero para hacer cualquier cosa, hasta recoger piedras", dijo.
La plaza de Colina se ha convertido, hace dos meses, en el trabajo de Fernando López. A sus 61 años y después de 20 en Colina, está cesante. El terreno en el que trabajaba fue vendido y, como no sabe hacer otra cosa, la municipalidad le ofreció empleo como jardinero.
"Con la venta de terrenos estamos quedando de brazos cruzados. Además, la sequía causó problemas en la agricultura. Antes sacaba 60.000 pesos semanales y ahora no se saca más de 20.000. Antes se pasaba buena vida, porque había más trabajo", señaló.
La sequía, según algunos afectados, también se utilizó como excusa de las empresas inmobiliarias para facilitar que los campesinos vendieran. Eso vivió el marido y los hijos de la señora Teresa. "Como son casi analfabetos, no saben qué hacer. Los que llegaron a comprar los engatusaron con que la sequía estaba muy grande y que la agricultura no podía seguir. Los con plata son los que atropellan al pueblo", expresó.
Son varias las explicaciones que existen para la situación que vive Colina. Mientras unos acusan a las inmobiliarias y a la sequía, a otros no les parece mal este cambio.
Carlos Soto administraba un predio en la comuna y, a su juicio, lo que mató la agricultura fue la sequía y los campesinos que llegaron de Santiago y no conocían la labor. "La mano de obra fue subiendo y la gente no quiso hacer las cosas. Era difícil mantener los cultivos. Hoy esa gente está cesante y nosotros también. Además, aumentó la delincuencia. Creo que las parcelas de agrado son una buena alternativa, porque han ayudado a mantener un cierto nivel de vida, aunque no dependen para nada de Colina", dijo.
Sentimientos encontrados se viven en ese sector casi al lado de Santiago, pero que aún conserva sus raíces campesinas. La gente del pueblo ve cada vez más difícil su realidad, ya que la proliferación de parcelas de agrado ha arrasado con sus trabajos. Y, para sobrevivir, no les ha quedado otra que aprender nuevos oficios, respetar horarios y ganar bajos sueldos, ya que la especialidad es la bien pagada. Son los costos de la vida moderna.
¡No importa chicurero!
Espectador de lo que sucede, pero con la camiseta puesta por los pobres de la comuna, la gran mayoría, el alcalde Manuel Rojas cree que dos factores hicieron posible la llegada de "los ricos", especialmente al sector sur de Colina. "Ante la sequía que nos ha afectado desde hace cuatro años, ante la falta del poder comprador que le permitiera vender sus productos a buen precio y ante la pérdida de su producción, se produjo una comercialización, en la que la plusvalía de los terrenos aumentó. El campesino con necesidades económicas la aprovechó para vender su terreno, lo que permitió la proliferación de las parcelas de agrado", explicó.
Sin embargo, a Rojas las parcelas no le quitan el sueño, ya que esos nuevos residentes son autosuficientes. "Colina no es Chicureo. Este es un apéndice de Colina, es un proyecto que tarde o temprano será realidad, pero ahora recién está empezando. Nosotros no vivimos ni pensamos por ellos, tenemos otras cosas que exhibir y preservar la historia y tradiciones de Colina. ¡Qué me importa a mí Chicureo! Colina tiene 985 kilómetros cuadrados y 100.000 habitantes", aclaró.
Para el edil, a largo plazo, las parcelas serán un factor importante, pero "los pobres de Colina no pueden esperar. Ellas sólo han tenido un impacto comunicacional de plusvalía de los terrenos, lo que no nos implica ningún aporte".
Hasta ahora, las parcelas de agrado, de media hectárea, se han amparado bajo la cláusula de terrenos agrícolas. Esto significa que, aunque construyan residencia, no pagan contribuciones por estar sobre suelo campesino. La esperanza de Rojas radica en el primer plan intercomunal, que pronto será aprobado, el que además será la base de los planes reguladores de las comunas de Colina, Til Til y Lampa. "Eso legalizará las parcelas de agrado, conservará los suelos agrícolas de primer nivel y normará la llegada de supermercados y multitiendas", dijo (04-05-97).
Constanza Diaz Raffo
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