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Viernes, 28 Marzo, 2003 20:31
Hepatitis:
La amenaza fantasma.

En nuestro país la hepatitis es preocupación permanente y un problema de salud pública. Tanto así que en los últimos días algunos parlamentarios han planteado la urgencia por asegurar la cobertura del diagnóstico y el tratamiento del virus C.

El hecho lleva a pensar que la información adecuada puede ser un instrumento de prevención para confrontar los riesgos implicados en esta enfermedad, muchos de los cuales dependen de la responsabilidad de cada persona.

De acuerdo con los especialistas, la hepatitis es una inflamación del hígado, que puede producirse por infecciones especialmente virales, sustancias tóxicas o fármacos. La sustancia tóxica que más frecuentemente daña al hígado es el alcohol: su ingestión excesiva puede causar un daño agudo y en caso de ser en gran cantidad y mantenida en el tiempo, el paciente corre el riesgo de sufrir una cirrosis alcohólica, irreversible.

En general las hepatitis virales tienen manifestaciones semejantes y en todas ellas existe una proporción de infecciones asintomáticas. Habitualmente comienzan con fiebre leve o moderada, decaimiento, falta de apetito y trastornos digestivos vagos.

Los virus que infectan al hígado por su parte, son de distinto tipo y pueden actuar a través de varios mecanismos, produciendo un conjunto de alteraciones que van desde infecciones transitorias asintomáticas hasta la generación de cáncer hepático.

Actualmente se conocen a lo menos seis variedades de hepatitis, siendo la A la más común en Chile y que se relaciona directamente con la higiene. Las del tipo B y C se contraen por medio de sangre y productos sanguíneos contaminados, relaciones sexuales y de la madre al recién nacido durante el parto. La D es producida por un virus incapaz de replicarse por sí mismo, se descubrió que requería de una co-infección con el virus B para transmitirse.

Los virus A y E tienen en común que se adquieren por vía digestiva.
El primero, es un enterovirus, bastante estable a las condiciones ambientales. Se transmite a través de manos, agua y alimentos contaminados con deposiciones que contienen el virus.
Su frecuencia está muy vinculada con el nivel sanitario de la comunidad. La infección suele producirse durante la infancia.

El virus E, a diferencia del primero, provoca brotes epidémicos por consumo de aguas contaminadas y puede ser muy severo en la mujer embarazada. Si bien se desconocen las causas, hay estudios que señalan que el virus estaría actuando a través de un daño a nivel hepático y renal.

La infección con los virus hepatitis A y E se produce por vía fecal- oral y el período de incubación es de 15 a 45 días.

“ Existen exámenes de laboratorio que se realizan con una muestra de sangre, en la cual se estudian anticuerpos específicos producidos en el organismo y que son útiles para diferenciar por un lado el virus responsable y por otro, si la hepatitis es aguda o sucedió en el pasado. Mientras la infección con el virus hepatitis A es el responsable de la mayoría de las hepatitis agudas en población joven, en nuestro Laboratorio hemos encontrado el virus E en forma esporádica, en alrededor de un 4% en población sana del Banco de Sangre, en algunos pocos casos de hepatitis aguda, aunque su presencia está aumentada en casos de hepatitis autoinmune. Por eso que es muy importante realizar los estudios serológicos adecuados que permitan evidenciar específicamente el agente viral responsable en cada caso”, explica la Jefa del Laboratorio de Gastroenterología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, la químico farmacéutico Dra. Carmen Hurtado.

“A diferencia de otros virus, las hepatitis A y E originan una infección autolimitada en el tiempo y no requieren tratamientos específicos. Habitualmente son benignas en su evolución y en menos del 1% de los casos producen una hepatitis fulminante de mayor gravedad. Cuando la infección por el virus E se produce en el embarazo se incrementa la tasa de mortalidad de un 10 a un 20%. La mayoría de las personas infectadas con estos virus son asintomáticas y se estima que sólo un 25% manifiesta los síntomas”, señala la viróloga del mismo Laboratorio Dra. Gabriela Muñoz.

Para los expertos del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, la edad en que ocurre la infección también es un aspecto importante a considerar en la hepatitis A. En la infancia el porcentaje con manifestaciones clínicas es menor, en cambio en los adultos es más sintomática, afectando al
50% de los casos involucrados.

En la actualidad, los cuadros de hepatitis aguda A están apareciendo más tardíamente con respecto a años anteriores, presentándose en sujetos de más de 20 años, a diferencia de lo que se veía hace una década, en que la infección era más frecuente en la infancia. Estos cambios son atribuibles a las medidas higiénicas que se adoptaron en el pasado en la manipulación de alimentos frente a la infección del cólera, al mayor conocimiento de estas infecciones por la población y a las mejoras sanitarias.

Para el diagnóstico de la hepatitis A y E la Sección de Gastroenterología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile cuenta con todas las técnicas de estudio virológico, vacunas contra los virus A y B y un staff de profesionales y especialistas de reconocido prestigio nacional.

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