Subdivisión de Parcelas de Agrado
Ramón Delpiano P-C
Director Nacional Colegio de Arquitectos
Señor Director:
Con indignación nos hemos enterado por la prensa de una iniciativa de la Comisión de Agricultura del Congreso (12 de julio) tendiente a autorizar la subdivisión por una vez de las parcelas de cinco mil m2 en lotes de hasta 500 m2, lo que significa en definitiva autorizar 10 lotes por parcela original. El pretexto que se esgrime, tocando nuevamente el corazón del "ciudadano infantil", es "atender la situación del allegamiento rural".
Es obvio que pasado cinco años que el proyecto propone exigir para transferir lo subdividido, nos encontraremos con más de 50 mil parcelas de agrado transformadas en al menos 150 mil sitios rurales, con la secuela que esto representa. Por dimensión ya no estamos en presencia de enclaves agrícolas sino de enclaves urbanos, a los que una vez más todo Chile deberá concurrir a financiar su urbanización. El argumento que se esgrime es idéntico al que se empleó para enriquecer con especulación inmobiliaria en el pasado a unos pocos por el Decreto 3516 (1980) de Agricultura, que consignó el mismo expediente de regularizar títulos "a favor de pequeños propietarios agrícolas".
Con tal pretexto, este formidable negocio dio origen a una especulación superior a los 30 millones de dólares sólo en los alrededores de Santiago.
Quienes se beneficiarán no serán sólo esos modestos obreros rurales, sino una masa de especuladores del suelo que verán en este resquicio del DL 3516 una oportunidad para continuar desmembrando el casco agrícola particularmente contiguo a las ciudades aun comprando el enorme stock de parcelas de agrado en venta a fin de aprovechar la franquicia propuesta.
El ordenamiento territorial que busca el Supremo Gobierno se verá más dificultado en poder organizar ciudades con límites definidos y costos de urbanización razonable. La propuesta aprobada en su primer trámite el 12 de julio recién pasado en el Congreso significará un formidable gasto social que no irá a los más pobres, sino una vez más a los especuladores que subdividirán ficticiamente algunos miles de parcelas para no desperdiciar la oportunidad que se les brinda en perjuicio del ordenamiento territorial y finalmente del desarrollo nacional, lo que se retardará con tales minifundios urbanos, imposibles de urbanizar la mayoría, sembrados por los campos de todo el país.
Este estilo de incongruencias no contribuye a prestigiar la labor del Congreso ni menos a la confianza necesaria de las propuestas que entrega al país para que la financien no ellos, sino todos los chilenos.
Ramón Delpiano P-C
Director Nacional
Colegio de Arquitectos
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