Martes, 22 Enero, 2002 19:35
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Conociendo
a Jesús Trataron de "certificar" su cara. ¿Será la consecuencia de no haber respetado el mandamiento "No te harás imagen alguna"?. |
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¿Cómo era Jesús?
La imágenes de los más grandes maestros de la pintura, desde Velázquez a Rembrandt, nos muestran a un personaje con la tez del color de la porcelana, que, según nuevos estudios, podría estar muy lejos de la realidad. Esa es la conclusión de los productores de una serie especial de la BBC, titulada "Hijo de Dios", que han utilizado modernas técnicas forenses para recrear el rostro de Jesucristo. La imagen se creó a partir del cráneo de un hombre judío del siglo primero, y muestra unas facciones fuertes en claro contraste con las delicadas imágenes de nuestros clásicos o las presentes en nuestras iglesias.
Todo menos blanco En cuanto al tono de piel de Jesucristo, los expertos coinciden en que sería todo menos blanco. La idea preferida es la de una tez oscura, más característica de climas desérticos.
Todos tenemos una visión muy clara de Cristo que durante siglos ha prevalecido en la cultura occidental. Una exhibición de pinturas en la Galería Nacional de Londres el año pasado mostraba 70 imágenes muy parecidas de un hombre de rasgos delicados y tono de piel muy claro: el Cristo de nuestra infancia. Pero, ¿dónde surgió esta imagen?. La Biblia, ciertamente, no ofrece una descripción física del Mesías y el Antiguo Testamento advierte contra lo que llama "idolatría".
Del símbolo a la realidad Los primeros cristianos se contentaron con imágenes alegóricas del hijo de Dios, que podían variar desde un pez hasta una cruz. Pero cuando los cristianos empezaron a ser perseguidos, los símbolos dieron paso a un concepto más real de Jesucristo.
La intención era hacer al personaje más cercano dándole una apariencia humana, más fácil de asimilar y hasta de admirar. En Europa Occidental, donde surgió la mayor parte de la simbología cristiana, la imagen de un Jesucristo blanco fue siempre fácil de aceptar, mientras durante Las Cruzadas los europeos fueron convencidos de que quienes tenían una tez más oscura eran "infieles". Sin embargo, lo que resulta insólito, es encontrar hoy esa misma liviandad --con la que un artista inspirado optó antiguamente por una u otra cara para Jesús--, en un proyecto científico que sin mayores fundamentos no sólo propone una nueva cara sino que también una expresión (de cretino, como la denominó un lector de El Mercurio en una carta al Director sobre el tema), sin considerar, entre muchas otras cosas, que para la época que se atribuye el nacimiento de Jesús, Israel ya llevaba más de cuatro siglos de dominación, primero griega y luego romana, lo que lo convertía en uno de los centros cosmopolitas del mundo, al punto que el idioma hebreo antiguo desapareció al ser reemplazado por el griego. Aparte de que, como en cualquier raza, dos judíos pueden ser extremadamente disímiles entre sí, resulta, en este contexto de cuatrocientos años de nacimientos y matrimonios en un Israel nómade y cosmopolita, matemáticamente difícil el que se haya dado un hebreo "genéticamente puro", por mucho que se conserve, como lo postulan los Testamentos, una ascendencia definida. KBS |
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