25
años lleva la Congregación Siervas de San José
presentes al servicio de las jóvenes de la comuna de Colina.
En este contexto, todos los días abren sus puertas a jovencitas
de entre 12 y 18 años de edad, con el fin de poder desarrollar
sus capacidades, regularizar sus estudios y poder así utilizar
de manera efectiva el tiempo libre, recibir ayuda para su convivencia
familiar y sobre todo crecer en relación con otros.
Los fundadores
del hogar son la madre española, Bonifacia Rodríguez y
el padre Francisco Butinyà.
Ir
a galería de fotos
Ellos comenzaron
su obra el año 1874, año en el que existía una
tremenda problemática social.
Según
cuenta la historia, en el libro "Entre el silencio y la esperanza",
el padre Butinyà estaba preocupado de hacer creíble a
Dios en medio de la revolución industrial, por lo que le sugirió
a la madre Bonifacia una idea distinta: fundar un nuevo instituto de
vida religiosa que diese respuesta a la situación de la mujer
pobre, que desde muy joven, debía buscar empleo. La madre recibe
gustosa la propuesta, porque conocía muy bien esa realidad; sabía
del trabajo agotador y la explotación laboral a cambio de un
sueldo mínimo; además percibía los riesgos existentes
tales como: abusos, enfermedades o la posibilidad de prostitución
en la vida de las muchachas humildes. Más adelante la madre Bonifacia
fundó el primer taller de técnico manual en Salamanca,
luego se dirige a Zamora, lugar donde funda un hogar para las chicas
que se dirigen desde la ciudad a la capital a buscar trabajo para evitar
abusos y proteger a la infancia.
Todo
aquello que logró realizar la madre Bonifacia en el siglo XVIII,
se intenta actualizar hoy. Esta tarea está en manos de las hermanas
de la congregación "Siervas de San José", quienes
se encuentran trabajando fuertemente en Colina a cargo de la madre Inmaculada.
La españolísima
madre Inmaculada, quien es una mujer linda, con unos hermosos ojos azules
y llena de vitalidad; lleva más de 30 "dichosos" años
al servicio de Dios. Llegó a nuestro país proveniente
de Cuenca, hace aproximadamente 17 años. Su venida fue en dos
etapas: "Estuve trabajando un montón de años, regresé
a España, volví otra vez y desde la última vez
ya llevo 7 años. Donde más tiempo de mi vida he estado
es en Chile".
El Centro
en Colina.
Para
cumplir bien la misión, las hermanas de Las Siervas de San José
debieron actualizar la situación, a nuestro siglo y zona. Comenzando,
debieron realizar un diagnóstico, en él se detectó
que Colina posee un problema de violencia intra familiar terrible, que
el embarazo adolescente no sólo ocupa el 7º lugar en el
país sino, lo que es peor, hay chicas de 12,13 o 14 años
embarazadas.
"Esto
es un drama, porque... ¿qué perspectivas de trabajo pueden
tener?. Interrumpen sus estudios, además vemos que la cesantía
en Colina es grande y poseemos una situación de muchos problemas",
expresa la madre. Sobre este contexto las hermanas se encontraron que
poseían la casa y decidieron hacer de ella un lugar de acogida
para adolescentes y jóvenes en riesgo social.
Respecto
al hogar la madre Inmaculada dice: "Este es el 5º año.
Hemos estado aprendiendo y hoy nos encontramos en un muy buen pie, tenemos
logros muy importantes y una fuerte demanda. Atendemos jóvenes
que han abandonado sus estudios, con problemas familiares, situación
de extrema pobreza. También hay otras que sufren malos tratos,
por esta realidad que se vive, queremos que los derechos de los niños
y las niñas de nuestra comuna sean promovidos y respetados."
La mayor
parte de las niñas que llegan al centro vienen de los campamentos
como Comaico, Rivera y Claudio Arrau. Todos los días desde las
8:00 de la mañana hasta las 19:00, llegan las lolas y generalmente
se les da leche con chocolate y uno o dos sándwich para comer
depende del caso.
La Colaboración.
El centro
abierto entrega diversos talleres, éstos están divididos
en 3 áreas:
- Pre-laborales:
chocolatería, cocina popular, maquillaje y computación.
- Formación
humana: taller de bailes, aeróbica, relajación y deportes.
- Atención
psico-social: taller de sexualidad, relación padre-hijos, taller
de autoestima y refuerzo escolar.
Para
todo esto existe el voluntariado y la madre nos dice: "Tenemos
gente voluntaria de lujo, que nos está llegando de Chicureo desde
el primer año, a brindar ayuda. Por ejemplo tenemos una psicopedagoga
que viene 2 mañanas sin cobrarnos absulatamente nada".
El centro
se mantiene gracias a la ayuda de distintos sectores. El Sename entrega
una ayuda de más menos $20.000 por niña. Por otra parte
el Hogar de Cristo subvenciona una cantidad fija mensual y la Municipalidad
aporta menos de $100.000 mensuales, con lo cual, apenas alcanza para
pagar los insumos de los talleres.. Todo esto se abarata gracias a las
religiosas y el equipo de trabajo que posee el Centro.
"Nos
dan lo justito, tiramos de acá y tiramos de allá. Empezamos
a trabajar con muy poco y en este momento creo que tenemos algo menos,
pero todos los meses nosotras pagamos nuestras cuentas. Como pueden
ver, es una iniciativa de experimentar todos los días la providencia
de Dios".
El Centro
de Promoción y Prevención Bonifacia Rodríguez está
muy necesitado y las niñas requieren ayuda, por esto, la madre
Inmaculada nos dijo: "Las necesidades del Centro tienen que ver,
sobretodo, en los insumos para el funcionamiento de los talleres tales
como: computadores, papel, tinta, impresoras, materiales deportivos,
etc. Creo que es importante que la gente que vive en una situación
mejor, tome conciencia que los bienes hay que compartirlos. Yo sé
que mucha gente que está en el sector de Chicureo lo está
pasando mal producto de la crisis, pero por favor, no esperen que venga
una inundación. Sepan que ahora en el invierno hay un montón
de gente que necesita."
Texto
y fotografías: Gina Tavano Delahay.
|