Un hotel de cinco estrellas en torno a la nueva cancha de golf y un centro de convenciones sustentado en la creciente demanda por eventos, son los próximos pasos de Hacienda Santa Martina Nature Club & Golf, tras inaugurar su primera etapa este fin de semana.

Son iniciativas que verán la luz en el corto plazo para consolidar este proyecto inédito levantado en un fundo de 930 hectáreas junto a La Dehesa. “Tenemos el club completo y el área deportiva prácticamente terminadas. De aquí a un año lanzaremos el hotel y el centro de convenciones, que construiremos con capital propio”, explica el director de Hacienda Santa Martina, Ricardo Aguad.

Respecto del perfil de este próximo desarrollo hotelero, anticipa que está prevista una primera etapa de unas 72 habitaciones estructuradas en dependencias –o “village”- alrededor de la cancha. Actualmente están en busca de un socio estratégico que incorporarán como operador.

Sobre las fortalezas del proyecto, destaca que “será el único hotel de Santiago con cancha de golf en el mejor barrio de Santiago, cerca de dos mall y a minutos de Vitacura y Las Condes. Poder trabajar y entretenerse con instalaciones de primer nivel en medio de la naturaleza, es una combinación que no tiene nadie en la capital”, señala el empresario, quien junto a su padre Espir Aguad son los socios de Hacienda Santa Martina.

Para el centro de convenciones, están pensando en un proyecto de 3.000 metros cuadrados a partir de las perspectivas que abre una creciente demanda. “En 2003 tuvimos 18 mil personas en eventos y este año vamos a llegar a cerca de 30 mil, pese la oferta que ya existe en Santiago”.

Con el diseño del centro de convenciones listo y el hotel a nivel de plan maestro, ambos planes complementarán los desarrollos que han dado forma al concepto de Nature Club & Golf con inversiones por US$ 15 millones.

Sumado a las obras de infraestructura y servicios, derechos de agua y precio actual de los terrenos, el valor de los activos de este complejo suman unos US$ 50 millones.

Modelo de negocio

Del orden de 700 familias ya son socias de Hacienda Santa Martina, y la meta es llegar a 2.000 antes de dos años. Detrás de este interés concretado antes de la partida oficial del club, Aguad destaca la aceptación que ha tenido su concepto. “Más que un club de golf, es un Nature Club pionero con deporte y entretención para toda la familia. Somos una empresa prestadora de servicios de nivel mundial que busca generar utilidades. Es muy diferente a las corporaciones de derecho deportivo sin fines de lucro cuyos socios se juntan para financiar instalaciones y repartirse los gastos”, explica.

En Hacienda Santa Martina, la incorporación de socios opera a través de un sistema de membresía con la compra de un derecho –transferible y heredable–, que no está ligado a la propiedad ni a la administración, como es el caso de una acción tradicional de un club. Esto ofrece la ventaja de un menor costo –$ 2.300.000 por cada adulto y $ 1.150.000 por cada niño–, y el acceso a los numerosos servicios, con el pago de un canon de mantención de $ 32 mil mensuales. “Esto da la opción a mucha gente joven que no tenían la opción de pagar $ 30 millones o $ 70 millones, a jugar golf en la mejor cancha de Latinoamérica y el club de alto estándar”, sostiene.

Las alternativas son amplias: cancha de golf de nueve hoyos que se ampliará a 18 hoyos, un gimnasio con aparatos de última generación; un completo SPA con sauna, hidromasajes, solarium y peluquería; instalaciones como una piscina con olas única en el país, canchas de fútbol de pasto sintético, canchas de tenis, basquetbol, paddle y voleibol, y un área outdoor que incluye pesca deportiva en una laguna artificial, equitación, mountainbike, trekking y kayak.

Las generaciones detrás del proyecto

La Hacienda Santa Martina es el gran sueño de la familia Aguad, conocida en el mundo empresarial por formar parte de los diez grupos dueños del banco Osorno y de Provida, y por su actual participación en Corpgroup. “El concepto de este club es un orgullo para Chile, con un resultado inimaginable. Esta inversión con capital propio demuestra que he tenido confianza en este gobierno”, asevera Espir Aguad.

La combinación de su olfato para los negocios –comprando en remate la propiedad de mil hectáreas en 1982–, con las ideas y planificación de su hijo Ricardo, dieron forma al proyecto. Los estudios iniciados en 1995 apoyaron la decisión de construir en 2001, iniciado operaciones dos años después. “Recursos generados con la venta del banco Osorno y Provida se reinvirtieron en el proyecto. Me propuse crear un concepto de calidad de vida y entretención y ahí convencí a mi papá, que ahora disfruta más que nunca”, indica Ricardo Aguad.