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Domingo, Septiembre 5, 2004 8:35 PM
Fuente: El Diario Financiero.
Buscan mitigar el impacto por menores planes de concesiones
Francisco Pincheira P..

Tras más de una década del sistema de concesiones, con el cual el gobierno logró traer la inversión privada tanto nacional como internacional para hacer una importante mejora a la red vial, aeroportuaria y portuaria del país, estamos viviendo los últimos “movimientos de tierra” relacionadas con grandes obras de infraestructura. El próximo año concluyen los trabajos de las autopistas urbanas y para muchos con ello también se cierra un ciclo. ¿Y después de eso qué?

Los megaproyectos que restan por materializar son contados con los dedos de una mano, como el Puente Chiloé y El Salto-Kennedy. Por eso todos los participantes de la industria están analizando la forma de reenfocar el sistema para buscar nuevas alternativas y así mantener los mismos niveles de inversión y de crecimiento que ha mostrado hasta ahora, además de mitigar el impacto en otras áreas que se han desarrollado al alero de las licitaciones. Es que las obras en concesiones a la fecha han involucrado recursos por más de US$ 6.000 millones y permitió que otros sectores crecieran, como el sistema financiero y de proveedores de materiales de la construcción.

A inicios de los 90’, el déficit de infraestructura era valorado en US$ 11.000 millones, lo que implicaba una pérdida en competitividad que alcanzaba US$ 1.710 millones anuales. Para enfrentar esta situación, el ministerio de Obras Públicas (MOP) promovió la Ley de Concesiones, donde se invitó a los privados a participar en las inversiones del sector bajo la modalidad de contrato tipo BOT (Build Operate and Transfer) donde el concesionario construye, opera y transfiere la obra al Estado una vez que termina dicho vinculo.

Y los resultados están a la vista. La inversión saltó desde US$ 250 millones a más de US$ 1.000 millones, mientras que 130 kilómetros de doble calzada se pasó a 1.800 kilómetros en todos estos años, además de la generación de once mil empleos directos durante todo este periodo. La primera concesión fue el Túnel El Melón, adjudicado en 1993 e inaugurado dos años más tarde, tras lo cual se produjo la licitación de toda la Ruta 5, las principales carreteras interurbanas, aeropuertos y puertos, hasta las futuras autopistas urbanas.

Fin de un ciclo

“ Es indudable que el tema de las grandes inversiones concesionadas están en gran medida acotada”. Esa es la opinión del presidente del Comité de Concesiones de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), Enrique Méndez, quien agrega que el sector está entrando en una nueva etapa lo que obliga a ser más “creativos”. Por su parte, el titular de la Asociación de Concesionarios de Obras de Infraestructura Pública (Copsa), Claudio Hohmann, reconoce que con el término de la construcción de las autopistas urbanas se cierra una primera fase en concesiones, tiempo en el que se realizaron la mayor parte de las grandes y más urgentes obras que requería el país.

Por esto, hay una especial preocupación por el impacto que podría provocar este descenso en los trabajos en otras áreas de la economía.

El director comercial de Cemento Melón, Erico Zursiedel, señaló que ya el próximo año la magnitud de las obras va a ser menor a las vistas con anterioridad. “Si uno calcula los proyectos que hoy están en construcción versus los equivalentes proyectos concesionados urbanos para el próximo año, las cifras en consumo de cemento caen en forma importante”, apuntó. Según los cálculos de la empresa, este año los despachos de cemento para proyectos de concesiones alcanzarán los 235 mil toneladas, mientras que ya en 2005 la cifra baja a 185 mil toneladas.

Sin embargo, Zursiedel dice no estar preocupado por este hecho, ya que espera que otros mercados como los proyectos de celulosa, centrales hidroeléctricas, centros comerciales (Costanera Center), y especialmente el negocio inmobiliario, deberían actuar en compensación en la baja de concesiones. “Vemos que proyectos, que habían estado por muchos años rezagados, como infraestructura productiva, servicios de tipo comercial, y particularmente el tema inmobiliario, están reflotando dado el crecimiento del país. Si se recuperan los índices de construcción de cinco o seis años atrás no deberíamos estar preocupados”, enfatizó.

Otro de las áreas que puede tener un impacto es la financiera, y particularmente el de los bonos de infraestructura, mercado que nació en los últimos años gracias a las concesiones.

Desde 1998 hasta la fecha, distintos proyectos han colocado recursos por más de US$ 3.000 millones bajo esta modalidad, tanto en el mercado local como internacional. Para el analista Cristián Fuenzalida (FitchRatings), el impacto en la baja de grandes obras es que compañías de seguros de vida o de rentas vitalicias –que utilizan los bonos- tiene relación a que no van a tener activos donde colocar sus flujos a largo plazo. “Van a tener que optar por otro tipo de instrumentos, ya sea del Banco Central o por ejemplo Ferrocarriles, ya no va a haber una gran oferta de papeles largos”, explicó.

Pero el ejecutivo tampoco se mostró tan pesimista frente al tema, ya que las concesiones de proyectos más pequeños pueden darle un valor agregado al mercado local. De la misma forma concuerda Enrique Méndez, quien señaló que la banca nacional ha participado poco del proceso de financiamiento de las concesiones, y sólo en el último tiempo se ha involucrado más en el tema, “recién ahora está llegando a un nivel de conocimiento del sistema de concesiones, y a pesar de que el nivel de actividad no se mantenga, puede tener un mercado más amplio porque lo está entendiendo mejor”, explicó.

El director de Mercados Emergentes de Infraestructura Global y Finanzas de MBIA, Hai Hoang, realiza una positiva evaluación del sistema de concesiones pues ha demostrado que gobierno y privados pueden trabajar juntos en un modelo que tiene impacto social. Considerando que los grandes proyectos se acaban, evalúan participar en el financiamiento de la segunda generación de proyectos de infraestructura e incluso expandirse a otros rubros.

En cuanto al empleo, son muy pocas los datos que se maneja en la industria. Algunos consideran que los puestos de trabajo que se han creado no son tan relevantes comparados con los recursos invertidos, debido a la alta tecnologización de las obras. Según los datos, a la fecha el sistema de concesiones ha creado unos 11 mil empleos directos, y por proyecto el peak de mano de obra contratada alcanza los 600 a 800 trabajadores, por eso no estiman que haya un impacto muy fuerte.

Según Camilo Rojas, Coordinador General de Concesiones, existe una especie de “mito” en que sólo los mega proyectos mantienen el mercado de concesiones, lo que no es así ya que existen una serie de obras a futuro que pueden servir para disminuir el déficit de infraestructura del país a largo plazo. Por esto, en los próximos días el MOP presentará su cartera de proyectos 2004-2005 que alcanza US$ 1.800 millones, además de otras iniciativas en estudio que abarcan US$ 1.200 millones.

Futuro

Claudio Hohmann señala que una segunda fase de concesiones va a estar dada por proyectos fuera del ámbito tradicional de las licitaciones interurbanas y urbanas, como los edificios públicos, cárceles y recintos hospitalarios; a lo que deberían sumarse las mejoras en los megaproyectos que restan como el Puente Chiloé. Por su parte, Enrique Méndez, sostuvo que para mantener los niveles los actores de la industria deben involucrarse más y ser más creativos. “Está más difícil mantener el nivel de actividad que se ha visto especialmente ahora cuando terminen las autopistas urbanas, pero hay que ser más creativos y están las posibilidades, está todo el tema de educación, salud, edificios institucionales, mantenimiento de carreteras fiscales, ferroviario”.

Para eso, Méndez explicó que la CChC está analizando junto al gobierno la forma más efectiva para agilizar y materializar los proyectos de iniciativa privada. Según un estudio del gremio, en etapa de proposición se encuentran nueve proyectos de concesiones presentados por las propias empresas al ministerio que abarcan una inversión cercana a US$ 350 millones.

En tanto, Rojas se muestra esperanzado en que la cartera de proyectos cumpla con las expectativas de los inversionistas, “creemos que nos podemos mantener en los mismos niveles de inversión que a la fecha hemos tenido, que son del orden de US$ 600 millones anuales como promedio”, declaró. Para este año se serán unos US$ 675 millones de inversión real.

El personero señaló que dejando afuera algunos proyectos que ya están licitados o en pleno proceso, más alguno que puede no genere expectativas, las obras podrían alcanzar US$ 1.000 millones en inversión. Dentro de los proyectos destacables están el grupo de cárceles 4, puerto terrestre, estación de trasbordo, y el plan maestro de aguas lluvias para la capital, que abarca unos US$ 400 millones. “Tenemos una propuesta por mantener obras viales, extendernos mucho más a regiones, hay una diversificación”, explicó. Y para los próximos años, se deberían sumar las obras relacionadas con el plan Transantiago en regiones, a edificación pública en todo Chile, y los colectores en las principales ciudades del país.

¿En manos del Estado?

Al momento de iniciar las concesiones, siempre se resaltó que una vez que los operadores privados terminaran sus contratos las grandes obras de infraestructura quedarían para el país y para ser aprovechadas por todos los chilenos. Incluso, cuando el Ministerio de Obras Públicas (MOP) convocó a empresas nacionales y extranjeras a participar de este novedoso sistema a principios de la década de los 90’, el concesionario debía financiar, construir, operar y transferir la obra al Estado al término del contrato, bajo la modalidad denominada BOT.

Sin embargo, la pregunta sobre si realmente en alguna oportunidad el Estado iba a administrar dicha infraestructura, o continuamente estarían bajo el manejo de las empresas, nació tras el anuncio de llamar a construir un nuevo acceso al aeropuerto Arturo Merino Benítez (AMB), donde quien se adjudicara dicho trabajo iba a operar también la actual entrada al terminal aeroportuario, una de las primeras concesiones que debía volver a manos estatales (2008).

El titular del MOP, Javier Etcheberry, fue categórico al señalar que “ha sido tan bueno el sistema de concesiones en Chile que no puedo imaginar que a futuro no se reliciten las obras”. El personero de gobierno agregó que debido a que el país va a seguir creciendo, la infraestructura será nuevamente licitada solicitando mejoras y ampliaciones.

La idea es reafirmada por el subsecretario de Obras Públicas, Clemente Pérez, quien dijo que “lo lógico es relicitar y aprovechar cada vencimiento para ir mejorando la infraestructura, ya que el país va a seguir creciendo. Siempre va a existir la posibilidad de ir mejorando el estándar, la calidad, aumentando las exigencias, pero la idea es que siga siendo operada por privados”.

En tanto, la investigadora del Instituto Libertad y Desarrollo (LyD), María de la Luz Domper, consideró como positivo que se vuelvan a licitar los proyectos y que la idea se anuncie con anticipación, ya que evita que en los últimos años de la concesión se produzca un desincentivo en calidad. Sin embargo, advirtió que una posible relicitación de las obras implica una revisión en los valores de los peajes, ya que no se puede estar pagando lo mismo que ya se financió. “Cuando terminen los plazos hay dos opciones: vuelve a manos del Estado y no se cobra nada o se relicita, pero no como el contrato original, sino la mantención y cobrando un cargo menor”, apuntó.

Por su parte, el ministro Etcheberry explicó que en vez de buscar disminuir los peajes se privilegiará el realizar nuevas obras. “Como este país está creciendo y seguirá así, habrá que aumentar las pistas, hacer más pasos bajo y sobre nivel, así que es difícil que bajen los peajes sino que van a seguir mejorando las carreteras”, sostuvo.

Sin querer entrar en detalles sobre el tema, por no ser parte de los objetivos del gremio, para el presidente de la Asociación de Concesionarios de Obras de Infraestructura Pública (Copsa), Claudio Hohmann, el Estado no sólo ha ganado en la provisión de infraestructura y en la administración, sino también en la mantención, “por lo que me daría la impresión que se va a continuar relicitando”.

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