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Lunes, 27 Septiembre, 2004 6:50
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Carta al Director
de El Mercurio Mes de la Patria |
Señor Director: En estos días tan especiales, en que nuestro país conmemora un nuevo aniversario de su independencia, no está de más recordar que septiembre no fue siempre el mes de la patria ni la patria, sinónimo de identificación con Chile. Efectivamente, el destacado memorialista Vicente Pérez Rosales sostenía, en su inolvidable libro "Recuerdos del pasado", allá por el último tercio del siglo XIX ( la primera edición es de 1882), que cada vez que festejaba los días patrios de septiembre, acudían sin esfuerzo a su memoria "las solemnidades con que celebraban los patriotas el ya casi olvidado 12 de febrero" (batalla de Chacabuco), día que, según él, ostentaba títulos que le hacían "merecedor al más justo y cumplido acatamiento del hombre chileno". Otro tanto dirá José Zapiola Cortés en sus "Recuerdos de treinta años", rechazando "el godo" 18 de septiembre. Fue Diego Portales el que, hastiado del militarismo imperante, terminó con la conmemoración de batallas (12 de febrero y 5 de abril) e impuso el 18 de septiembre como "el día único en que se compendiarían todas las glorias de Chile", afianzando, como se ve, la unidad nacional por una gesta cívica y no militar. En cuanto al concepto de nación, es necesario recordar que, en los albores de la Independencia, cuando el patriciado del valle central se rebeló contra la ilegítima usurpación del trono al monarca español, el sentimiento de patria no estaba arraigado aún y "carecía de simbolización espiritual" en el pueblo, que seguía ciegamente el mandato del patrón, se alistaba indistintamente en las huestes de uno u otro bando, pero no tenía una concepción de país libre y soberano. Según don Guillermo Feliú Cruz, "la identificación de Chile con la patria es un fenómeno posterior... Durante el coloniaje y hasta más allá de la proclamación de la Independencia (Chile) era una expresión genérica sin sentido de la nacionalidad, y sólo un concepto geográfico no identificado con la noción concreta del terruño" ("El carácter chileno"). Tanto es así que, recién el 30 de julio de 1824, el gobierno del Director Supremo General Ramón Freire ordenó por decreto la sustitución de la voz Chile en lugar de la de patria, culminando este largo proceso psicológico en la articulación definitiva de la conciencia nacional y el concepto de nación, lo cual hizo decir al mismo Pérez Rosales que "vino a darse por decreto supremo a la voz patria su legítimo significado: se mandó que en adelante se dijese ¡Viva Chile! en vez de ¡Viva la patria!". ("Recuerdos del pasado"). José Miguel Figueroa Canales |