Como es de público conocimiento, el Ministerio
de Obras Públicas ha manifestado su disposición a cambiar
el trazado del proyecto vial denominado "Radial Nororiente",
ante la manifiesta oposición al mismo que ha expresado la comunidad.
Cabe esperar que si ello se produce, sea ahora con una participación
ciudadana abierta e informada completa y oportunamente, lo que hasta
hoy no ha ocurrido.
También dicho ministerio, como proponente
del proyecto, debiera responder y solucionar satisfactoriamente las
serias objeciones que hicieron diversos organismos públicos
durante el proceso de evaluación de impacto ambiental de dicha
autopista. Entre ellos cabe mencionar a Conaf, SAG, Servicio de Salud
del Ambiente, Seremi de Transportes y Telecomunicaciones, municipalidades
de Huechuraba y Vitacura, Sernageomín, etcétera.
Incluso el Seremi Metropolitano del propio Ministerio
de Obras Públicas expresó, entre otras observaciones
no respondidas ni resueltas, la absoluta necesidad de que "en
general la evacuación y drenaje de las aguas lluvias del proyecto
debieran considerar evitar los efectos que pudieran producirse hacia
aguas abajo". También planteó la existencia de
peligros de "socavación o movimiento en masa que pudieran
interferir y afectar la integridad de la ruta y sus usuarios".
Todas estas críticas al proyecto fueron diluyéndose,
sin que el titular del mismo presentara algún nuevo antecedente
o estudio para ello.
Si tales organismos han manifestado las diversas
deficiencias del proyecto, la Dirección de Obras Públicas
debiera considerarlas cuidadosamente y encontrar soluciones reales
a ellas. Si no lo hace, la comunidad quedará indefensa frente
a los muchos riesgos y daños ambientales propios de un proyecto
de esta naturaleza y magnitud.
Respecto de este proyecto, se omitió, según
reconoció la Dirección de Obras Públicas como
titular del proyecto, el proceso de participación temprana
de la ciudadanía en la evaluación de impacto ambiental,
contraviniendo un objetivo públicamente expresado por la Conama
en orden a construir relaciones armónicas con las personas
que habitan el lugar en el que pretenden instalarse los proyectos
de inversión, disipando sus temores y canalizando los conflictos.