ESMOG POR PARTÍCULAS BAJÓ EN ULTIMA DÉCADA:
Ozono Surge Como Gran Reto Ambiental en Santiago
Si bien el material particulado
disminuye progresivamente, la capital sigue muy lejos de normas internacionales.
Inquietud por persistencia del ozono.Este es el primero de una serie de
cuatro enfoques sobre el tema de la contaminación. Mañana, las críticas
y propuestas de investigadores.
Revisar las mediciones del material particulado
presente en el aire de la Región Metropolitana durante los últimos 10
años puede ser una gran sorpresa para los más de 5 millones de habitantes
de la capital.
Más allá de las percepciones personales o colectivas, y de las periódicas
polémicas entre ambientalistas y médicos con las autoridades de la Conama
por el deteriorado panorama que entrega la permanente nube de esmog sobre
la ciudad, los datos son concluyentes: la calidad del aire ha mejorado
y las concentraciones de partículas muestran una clara tendencia a la
disminución.
Así, al menos, lo indica el monitoreo efectuado a contar de 1989 por la
Red de Monitoreo Automático de Contaminantes Atmosféricos y Variables
Meteorológicas (Macam), compuesto originalmente por las estaciones de
Independencia, Santiago, Providencia, Parque O'Higgins y Las Condes, alas
que en 1997 se sumaron otras ubicadas en Pudahuel, La Florida, Cerrillos
y El Bosque.
En un análisis realizado especialmente para este medio, Pablo Ulriksen,
director del Centro Nacional del Medio Ambiente (Cenma), evaluó el fenómeno
de concentración de los contaminantes presentes en el aire, tanto en partículas
gruesas y respirables como en elementos precursores del ozono troposférico,
también conocido como esmog fotoquímico.
Gráficos en mano, no duda en sostener que el material particulado de 10
micras (PM10) exhibe un camino de gradual disminución, en un proceso particularmente
acentuado al minuto de estudiar su fracción más fina, es decir, las partículas
de 2.5 micras, que son también las más dañinas para la salud de la población
por ser las que absorbe el sistema respiratorio.
Esto significa que las concentraciones existentes son menos agresivas
para la salud, planteó, en un balance coincidente, el jefe de la Unidad
de Calidad del Aire de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama)
de la Región Metropolitana, Christián Santana, durante un seminario ambiental
efectuado este viernes por la Cepal.
"Claramente está mejorando la calidad del aire, y lo digo desde el punto
de vista de un profesional que trabaja con información de la calidad del
aire", expresa Ulriksen.
Las mediciones entre los años 1989 y 1999 en las estaciones históricas
- es decir, las cinco originales- no dejan lugar a dudas, con reducciones
que llegan hasta un 40% en el caso de los promedios de invierno del PM2.5.
Esta fracción fina proviene, principalmente, de los procesos de combustión
e industrias que emplean altas temperaturas.
Las partículas de mayor diámetro, PM10, surgen, en cambio del polvo de
origen natural, donde el rubro protagónico lo tiene el polvo levantado
por los vehículos al circular por las calles.
¿Se pueden sacar conclusiones a partir de estas mediciones considerando
que no están las estaciones nuevas, que son las que suelen elevar los
índices y gatillar las preemergencias y emergencias?
- Sí. Son las estaciones que tienen las mediciones más largas, consistentes
y comparables. Y por supuesto que lo que acá se nota es el efecto de haber
aplicado medidas de reducción a las emisiones de fuentes que generan partículas
a partir de procesos de combustión, que son las regulaciones más fuertes
que se han establecido.
Y agrega: "Recuerde que a principios de los 90 había, por ejemplo, un
uso masivo de leña en los hogares y eso cambió desde que se prohibió usar
salamandras y chimeneas. El 92 se dictó un decreto que reguló el material
particulado que puede ser emitido por las fuentes fijas grandes, como
calderas y otros procesos de combustible. Y eso se está notando hoy".
Este diagnóstico, sostienen otras voces, no significa necesariamente que
los capitalinos puedan respirar aliviados, sobre todo en invierno, porque
las cifras chilenas siguen todavía bastante lejos de los estándares considerados
normales a nivel internacional.
Christián Santana indicó que "estamos todavía a trescientos por ciento
sobre las normas internacionales".
Y existe otro desafío no menor, según otros especialistas. Cada vez que
se retire una unidad tóxica del aire empieza a costar más caro, porque
las soluciones tecnológicas son más complejas y usualmente de mayor costo.
En términos sencillos, será cada vez más complicado hacia adelante tener
un ambiente más limpio.
La Aparición de Un Problema Serio
El balance que, en términos estadísticos, muestra
la concentración de partículas no se repite en el caso del ozono troposférico
o esmog fotoquímico, otro de los agentes perniciosos presentes en la atmósfera
de la capital.
Aquí, si bien también partió el monitoreo en 1989 hubo discontinuidad
en las mediciones por fallas en los equipos - los que fueron renovados
en 1997 gracias a la cooperación japonesa- , por lo que no existen resultados
que abarquen un periodo largo y que avalen una impresión concluyente.
Ulriksen explicó, en todo caso, que lo que sí se puede hacer es comparar
los últimos tres años y ahí es evidente que el ozono es un problema serio,
que tiene que ser afrontado por las autoridades.
Aunque no hay una tendencia marcada ni al alza ni a la baja, revisando
la cantidad de días en que se supera la norma surge la inquietud, porque
la cifra es alta, sobre todo en el área oriente de la ciudad (ver gráfico).
Comunas como Las Condes, por ejemplo, superan con largueza la norma del
ozono, que es de 80 partes por billón.
La constancia en la situación global surge de dos factores. El primero,
la introducción de normas de emisión más estrictas para los vehículos
livianos y pesados, lo que se ha traducido en un mejoramiento sustantivo
de la emisión unitaria, es decir, por kilómetro recorrido.
El eventual impacto positivo de esta acción queda minimizado con un segundo
factor en escena: el aumento del parque automotor debido a los convertidores
catalíticos de tres vías que actúan sobre el monóxido de carbono y los
dos precursores de ozono que son los óxidos de nitrógeno (Nox) y los compuestos
orgánicos volátiles (COV).
El ozono no surge directamente de las fuentes, sino que se forma a partir
de reacciones en la atmósfera ante la presencia de los Nox y los COV,
y siempre que haya radiación solar, por lo que es un fenómeno que se concentra
en los meses de verano.
En el Cenma aclaran que si bien los valores diarios son altos "no alcanzan
a ser extremadamente peligrosos para la salud pero empieza a haber algún
grado de riesgo".
La Conama sostiene, a través de Christián Santana, que el ozono "no es
preocupante por su intensidad sino que por su persistencia".
También, es el más difícil de los agentes tóxicos que tienen que ser eliminados.
Su control es complejo por el tipo de fuentes que participan en su formación.
Y hay datos elocuentes que evidencian que el ozono superó los límites
meramente urbanos.
Un ejemplo: Peldehue, cercano a Colina, estuvo un total de 46 días sobre
la norma de 80 partes por billón entre febrero y octubre del año pasado,
según estadísticas emanadas de la Conama Metropolitana.
La Realidad del Sector Poniente
Las estaciones que miden las concentraciones tóxicas
en las comunas de El Bosque, La Florida y el sector poniente - léase Pudahuel,
Cerro Navia y Lo Prado- , de data más reciente, exhiben un comportamiento
global similar al detectado en las áreas céntricas de la ciudad.
También se ve una tendencia a la baja del material particulado, al analizar
las estadísticas y cifras de mediciones de los últimos tres años.
Por ello, las cifras que en determinados días alcanza Pudahuel en materia
de concentraciones tóxicas en algún momento sorprendieron a los especialistas.
Hoy, un grupo importante de investigadores trabaja en esclarecer con exactitud
las razones. Lo cierto es que no hay una explicación completa. El mayor
consenso lo ha logrado el argumento de que allí los contaminantes se concentran
en la noche como producto de los vientos que arrastran sustancias desde
el área oriente, según la dirección de los vientos.
En este sentido, en el Cenma se reconoce que hay un claro cambio en el
patrón de vientos durante las noches despejadas, que es donde se concentran
los episodios críticos de contaminación, pero recalcan que es un punto
todavía por seguir acotando.
El variable comportamiento climático, expresado en los últimos inviernos
(del 97 al 99), hace imposible a estas alturas poder aislar la meteorología
del proceso observado.
En resumen, más allá de algunos consensos mínimos en torno al rol protagónico
que juega la dirección del viento, lo cierto es que se necesita más tiempo
para poder comparar inviernos de iguales características.
|