|
Max
Larraín. Foto: Kiko Benítez. |
Max
Larraín, aunque nació en Santiago el 20 de
junio de 1952 —sus padres vinieron específicamente
a que su madre tuviera el niño acá, como
muchas señoras que viven en el campo todavía
lo hacen—, se considera oriundo de San Vicente de
Tagua Tagua, donde su padre administraba un gran fundo
y de donde eran también sus abuelos.
Hijo
de Máximo Larraín Gandarillas y doña
María Teresa Geisse Grove —descendiente de
Marmaduke Grove—, Max fue el mayor de los 5 hermanos,
que incluían, además, otro hombre y tres
mujeres. Hizo el colegio en el Saint George de Santiago
hasta primero humanidades, luego estuvo 2 años interno
en el Liceo Alemán de Los Ángeles,
zona a la que se fueron a vivir por el trabajo del papá en
Estación El Arrayán, una detención
del ferrocarril del Ramal Santa Fe - Santa Bárbara.
En el Liceo Alemán lo pasó súper bien
y es de donde tiene los mejores recuerdos escolares. De
hecho, se reúnen los ex compañeros de ese
curso que trabajan en la capital, a comer todos los últimos
jueves de cada mes en un Club en Santiago.
Terminó los últimos
tres años de Humanidades en el Colegio El Salvador
de San Vicente de Tagua Tagua, donde también estuvo
interno un año.
Es
Ingeniero Agrónomo de la Universidad Católica
y se considera absolutamente Huaso. Incluso antes de egresar
comenzó a trabajar en Linares. En el intertanto,
en diciembre del 76 se casaron con Verónica Aguirre,
una bellísima
chiquilla entre de Colina y de Los Ángeles, pero
también nacida en Santiago, a la que conocía
desde niños y con la que pololeaba.
|
Max
y Verónica, bailando el día de su matrimonio en Colina.
Foto: albúm familiar |
Después
estuvo trabajando unos meses en San Felipe, Vª Región,
en un instituto de capacitación de la Reforma Agraria,
donde capacitaban a los pequeños agricultores que
recién recibían sus parcelas, pero era "demasiada
camioneta", reconoce él, cuando lo suyo era
el campo-campo, "metido en el barro, en las patas
de los caballos, trabajando con mucha gente", por
lo que se fue a trabajar en La Rosa Sofruco, en Peumo,
con el patriarca de la fruticultura, don Recaredo Ossa
Undurraga, con el que trabajó directamente al igual
que con su hijo Recaredo Ossa Errázuriz.
Viviendo
ahí con Verónica, en Peumo, en el campo,
nació el primer hijo: Max. De esas suertes de la
vida, apareció un agrónomo al que conocía
mucho porque también era de San Vicente, a entrevistar
a otro colega que trabajaba también en La Rosa,
y resultó que buscaba a alguien para llevárselo
a un trabajo en Colina.
La
opción para ellos era fantástica ya que Verónica
era de toda la vida en Colina, su familia tenía
campo acá y, en fin, habían pololeado y se
habían casado acá. Hicieron
el cambio con el compañero que prefería quedarse allá y
el año 79 vinieron a afincarse definitivamente.
|
Max
Larraín. Foto: Kiko Benítez. |
Llegaron
a un campo en San Miguel, lleno de zarzamora, canales,
malezas, con hortalizas sembradas al lote, de forma muy
repartida, así que empezó a limpiar como
se pudo con la tarea de plantar al menos 60 hectáreas
el primer año, llegando a ser una de las primeras
instalaciones en Chile de riego por goteo diseñada,
además, por ingenieros chilenos.
Ahí estuvo
a cargo hasta abril del año pasado, habiendo trabajado
para dos propietarios, cuando fue despedido aún
estando enyesado, después de sufrir un grave accidente —una
caída de escalas en agosto del 2006— que le
costó milagrosamente sólo la pérdida
de la visión de un ojo —se supuso inicialmente
que quedaría ciego por una herida profunda con el
cristal roto de los anteojos, que cortaron el nervio óptico— y
algunas fracturas graves.
El
retiro del fundo que vio nacer a 4 de sus hijos y que
se formó en el servicio a la
comunidad y a
sus trabajadores, le dio mucha pena y tristeza: "No tuve
la oportunidad de despedirme de todos ellos y agradecerles
su compañía y colaboración", dice.
Con
gran tenacidad y el apoyo familiar pudo recuperarse de
las secuelas y reintegrarse a la vida laboral. Hoy está a
cargo de la Oficina Agrícola de la Municipalidad
de Colina, donde ha desarrollado una interesante labor
de difusión de la agricultura orgánica en
campos y jardines y de preparación a los jardineros
de la comuna para que profesionalicen sus servicios, además
del apoyo a los agricultores tradicionales tanto en los
períodos de heladas y nieve como de sequía
que se han vivido en las últimas temporadas. Se
declara muy preocupado del medio ambiente, de mantener
el entorno tradicional
de la comuna, como también crear un crecimiento
orgánico con las inmobiliarias para no perder el
vinculo "de lo que es nuestro".
|
Max
y Verónica en familia.
Foto: albúm familiar |
Es amante
de todos los deportes relacionados con los caballos, en
especial los huasos, pero con la excepción del Polo
—lo único que "no ha hecho arriba de un caballo"—. No lo
ha jugado nunca por ninguna razón
en especial, sólo por la falta de oportunidad, a
pesar de sus primos en San Vicente que tienen un equipo
famoso
y
macanudo.
Equitador por sangre, descendiente directo del General
Prieto, su abuelo fue el primer Maestro de Equitación
del Ejército de Chile, titulado en Hanóver,
quién donó la patente de su silla de salto
al Ejército: la "Silla Larraín".
Max, además, es especialmente fanático de
los paseos a caballo a las cordilleras colinanas.
Con
Verónica Aguirre, a pesar de que las familias se
conocían de siempre —incluso Max todavía
en la cuna había estado en brazos del que sería
su futuro suegro cuando éste todavía estaba
soltero—, no fue sino hasta algunos años después
en Los Angeles, cuando él tenía 14 y ella
varios menos, que sus primos hablaban de esta famosa Verónica
Aguirre, "tan estupenda, de la que estaban todos muy
enamorados". Ahí la vio por primera vez y fue
al segundo encuentro en un rodeo en Santa Bárbara,
cuando era ella la que tenía catorce, que se vino
el pololeo.
Tienen
5 hijos: Máximo, Tomás, Pedro, Martín y María Magadalena.
Todos pasaron por “La Cabaña del Tío
Tom” y
otros jardines de Colina.
Después los cuatro mayores, hombres, fueron al Colegio
San Benito, y Magdalena, la menor, al San Anselmo. Max,
el mayor de los hijos es agrónomo, está casado
con una agrónoma y paisajista. Viven en Chicureo
y tienen a la “Sofia”, la primera nieta.
Verónica
Aguirre, por su parte, se vinculó con la educación
al formar el jardín infantil “Acuarela” en
La Copa, en Colina, y luego otro junto a un policlínico
para las trabajadoras en el campo. Finalmente en el año
96 fundó el Jardín Infantil Chicureo, desde
el que nació, a petición de los apoderados,
el colegio San José de Chicureo.
|
Max
Larraín con su esposa Verónica Aguirre.
Foto: Kiko Benítez. |
Ambos
establecimientos son uno sólo y actualmente dependen de los Padres
de Schoenstatt, pero Verónica sigue ligada a ellos
de diferentes maneras, incluso administrativas, al igual
que Max, que pertenece a su Directorio.
Max
Larraín se afilió recientemente al Partido
Unión Demócrata Independiente “UDI”.
Ha tenido siempre una gran inclinación por el servicio
público, lo que lo llevó incluso a trabajar
durante el periodo como Ministro de Agricultura de Jorge
Prado, en los Grupos de Transferencia Tecnológica,
formando el de Colina.
Para
estas elecciones acogió la invitación a presentarse
como Candidato a Concejal formulada por su nuevo partido
y por el mismo Alcalde Olavarría, consciente de
que puede ser un gran aporte, pero también, luego
de meditarlo muy seriamente, consultarlo con su esposa
Verónica y la familia, además de sus compañeros
del grupo de Schoenstatt en el que participan y promueven
activamente.
Maestroweb www.chicureo.com
Click
en los arbolitos para volver arriba.
|